Desde que comenzó la exploración del espacio existieron distintos intentos para comunicarse con seres inteligentes de otro planeta. El primero fue registrado el 19 de noviembre de 1962 cuando científicos de la ex Unión Soviética enviaron un mensaje en morse desde el Radar Planetario Evpatoria –localizado en Crimea– con dirección a Venus, con la palabra MIR ("paz" y "mundo" en ruso) y luego las palabras LENIN y CCCP (el acrónimo en ruso de la URSS). Luego, entre otros eventos conocidos, estuvo el lanzamiento de los Discos de Oro del Voyager, en 1977, y más acá en el tiempo, las constantes búsquedas de señales por parte del SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence, o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, en español).
El fracaso del SETI, que en más de 50 años solo pudo identificar la famosa señal WOW!, produjo una diáspora de esta organización y dio lugar al crecimiento de METI (Messaging Extraterrestrial Intelligence, Enviado mensajes a la inteligencia extraterrestre). La diferencia básica entre uno y otro es que mientras el primero solo quiere "encontrar", o sea, percibir alguna comunicación, el METI busca generarla, romper con la pasividad.
Por eso, METI, una organización sin fines de lucro con sede en San Francisco, comenzará a partir de 2018, a enviar señales al espacio. Esta primera transmisión de radio contará con mensajes relacionados a conceptos matemáticos y científicos básicos de la humanidad.
Para Douglas Vakoch, presidente de METI y ex director de SETI, este es el camino para "iniciar un intercambio a lo largo de muchas generaciones" y que la razón principal es que desean "aprender y compartir información".
"Es demasiado tarde para ocultarnos en el universo, así que debemos decidir cómo queremos representarnos a nosotros mismos. Los extraterrestres pueden estar esperando una indicación clara de que estamos listos para empezar a hablar", comentó a Forbes.
Vakoch sostiene que todavía deben encontrar "un transmisor potente como los utilizados para los estudios planetarios de radar, como el Observatorio de Arecibo". Arecibo, ubicado en Puerto Rico, ya envió señales al espacio en 1974.
Para Vakoch uno de los errores del pasado es que siempre se trató de "cubrir todo"; o sea, dar demasiada información y que ahora buscar tener "el enfoque opuesto". Para aumentar las chances de un entendimiento, se debe "incluir un manual de instrucciones para que los alienígenas puedan decodificar los mensajes con más facilidad".
"En lugar de tratar de comunicar todo, nos estamos centrando en decir algunas cosas muy claramente. Para nuestros primeros mensajes, estamos enfatizando lo esencial de matemáticas y física".
El primer paso de la misión, asegura, debe estar enfocado en las estrellas cercanas, especialmente a las que se sabe que tienen planetas en las zonas habitables. Sin embargo, un grupo de prestigiosos científicos están en total desacuerdo con esta misión, entre ellos Stephen Hawking.
"Si los extraterrestres nos visitan, el resultado podría ser como cuando Colón llegó a América, lo cual no resultó bien para los nativos americanos", dijo Hawking.
David Brin, astrónomo, filósofo y galardonado escritor de ciencia ficción, comentó: "Todo esto está muy bien si sólo te estuvieras poniendo en riesgo a ti mismo. Pero cuando esos riesgos son impuestos a nuestros hijos y a toda la humanidad, ¿es mucho pedir que lo discutamos primero?".
Para Lucianne Walkowicz, astrofísica en el Adler Planetarium de Chicago, el contacto también podría tener un final catastrófico para la humanidad: "Existe la posibilidad de que si enviamos mensajes, con la intención de llamar la atención de una civilización inteligente, quizá esa civilización no tendría en mente intereses positivos para nosotros "
Aunque también comentó a la NBC: "Por otro lado, podría tener grandes beneficios. Podría ser algo que termine con la vida en la Tierra, como también algo que acelere la capacidad de vivir vidas de calidad en la Tierra. No tenemos manera de saberlo"
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